Mittwoch, 23. Juni 2021

LA HISTORIA NO SE REPITE, SI HACEMOS ALGO EN CONTRA DE ELLO

En la sociedad menonita del norte de México existe la idea de que todo debe tener un uso inmediato. Todo lo que se puede medir en términos de desarrollo del espíritu y no en términos de dinero, se desecha.

Yo sostengo que esto tiene sentido histórico. Cuando los antepasados de los actuales menonitas del norte de México, se aislaron por primera vez, aún no había comenzado el período de la ilustración. El desarrollo intelectual de la mente nunca fue abrazado por este grupo de menonitas. Hoy en día se ve eso cuando se pregunta a los menonitas tradicionales por qué aprenden alemán. La respuesta es casi siempre la misma, no para comerciar con el mundo o estudiar literatura o filosofía alemana, sino para leer la Biblia. Permítanme aclarar algo aquí, aprender alemán para leer la Biblia no es malo, pero hay cierta pobreza en la previsión intelectual que se aprenda este idioma tan vasto y con tantos usos sólo por ese motivo.

Conozco a pocos menonitas del norte de México que estén interesados en la lectura. Menos aún los que han leído los clásicos alemanes, Goethe, Heine o Schiller. Puedes pensar por ti mismo cuántos leen filosofía. Y los pocos intelectuales de esta zona se están extinguiendo, y no hay nadie que ocupe esos lugares. Los líderes de esta comunidad se mantienen firmes en la creencia de que estos intelectuales son peligrosos porque tienen otras ideas.

La cultura menonita del norte de México está sufriendo una metamorfosis, pero no esa utópica metamorfosis del gusano en mariposa, sino una metamorfosis kafkiana en la que un día se despierta y se da cuenta de que se es un monstruo. Primero tengo que explicar qué es lo que cambia. La cultura como entidad social, siempre está cambiando, aunque no pierde su esencia. Sin embargo, en esta cultura, la esencia de más de 400 años se derriba muy rápidamente. Con el estrecho contacto con la cultura kitsch de Riemen y los cada vez menos luchadores de la cultura, se pierden los valores de esta base cultural; La cooperación, el compañerismo, la ayuda, la compasión y otros que son sustituidos por contravalores ajenos como la riqueza, el egoísmo y la codicia.

Estos valores trasplantados son extremadamente atractivos, porque están completamente en línea con el pragmatismo que ha estado madurando al amparo de esta sociedad durante un par de siglos y que ha conquistado la mentalidad en las últimas décadas. El llamado "America´s Meltingpot" ha tenido mucha influencia en los menonitas del norte de México. Ahora vemos niños que no tienen ni idea de hablar alemán, bajo alemán o español porque sólo hablan inglés. Cada vez se acumula más riqueza y cada vez se ayuda menos al desarrollo social de la zona de Cuauhtémoc. En un país como México, donde la pobreza está siempre presente, este fenómeno crea un terreno propicio para que crezca el odio.

Hace unos años encontré un artículo en un libro viejo. Este libro me lo regaló uno de los pocos intelectuales Menonitas del norte de México, lamentablemente ya falleció y no puedo preguntarle por qué este artículo de 1973 era tan importante para él. Este artículo tiene como título: "El menonita ávaro se transforma en amo y señor", no es necesario leerlo para saber que tiene comentarios extremadamente odiosos sobre los menonitas y tampoco es difícil entender porqué nos odian. Y no es difícil entender por qué nos odian. En unos 20 kilómetros se puede conducir entre una de las zonas más ricas del estado y una de las más pobres. Estos pobres llevan años pensando por qué estos extranjeros tienen una vida mejor que la suya. Y en casi 50 años, entre el momento en que se escribió el artículo y hoy, este sentimiento de odio sobre el nivel de vida de los menonitas se ha convertido en odio racista. Y ya se ha utilizado la violencia, por ejemplo, la destrucción de las presas de agua en 2014.

Me siento obligado a hacer una advertencia. El odio racista puede convertirse fácilmente en violencia y genocidio, basta con pensar en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de los Balcanes de 1991, el genocidio de Ruanda y tantos otros. Este es un posible resultado, si nosotros como menonitas no hacemos nuestra prioridad el reducir este odio, tendremos que hablar de un genocidio menonita o de un genocidio en Cuauhtémoc en nuestras vidas.

Tal vez piensen que es extremo hablar de un genocidio de Cuauhtémoc, ¿acaso los menonitas no son pacifistas? ¿No es uno de sus valores más importantes la indefensión y no son objetores de conciencia? Si se me hubiera preguntado hace unos años te diría: "Sí, es imposible que los menonitas usen armas para defenderse o hacer daño a otros". Tenía sólidas razones para pensar esto, estaba la base religiosa que tanto se predica "Ama a tu prójimo como a ti mismo" y pensaba que en la historia sólo hubo un episodio importante en el que los menonitas como grupo comenzaron a asesinar con armas, concretamente en la Guerra de los Campesinos de Münster, tras la cual se firmaron los Tratados de Schleitheim donde se introdujo la indefensión como uno de los principios fundamentales. Pero esta ya no es mi respuesta. Con dolor de corazón debo decir: "No estoy seguro de que los menonitas del norte de México realmente practiquen la no resistencia cuando llegue el momento". Porque esta historia de pérdida cultural, de odio (o de odio racista) y de violencia ya se ha producido antes, concretamente también con los menonitas.

Pensemos por un momento en los menonitas prusianos. Poco a poco fueron perdiendo su cultura para conseguir mejores oportunidades comerciales. Después, el nacionalismo, y con él el odio a otras culturas, se fue arraigando poco a poco y cuando, en 1914, Gavrilo Princip dio el pistoletazo de salida y toda Europa entró en guerra, fueron pocos los menonitas que se negaron a participar. No había nada que los separara de otros orgullosos prusianos. También ocurrió en la URSS, donde los menonitas eran tan odiados que Machno tenía el gusto de asesinar a pueblos enteros, porque cuando buscaba trabajo como sirviente entre los menonitas no se le permitía dormir en la casa, sino que tenía que dormir con los caballos y su estiércol.

Pero como dicen varios estudiosos la historia no se repite, rima. Vemos en nuestra sociedad varios factores que han llevado al asesinato y al genocidio en otras sociedades menonitas. Pero podemos cambiar esto si extraemos de nosotros mismos esta idea de que todo debe tener un propósito práctico, y alimentamos nuestras mentes en la lectura, la escritura, la música, etc., donde podemos marcar un nuevo rumbo para los menonitas del norte de México.


Caleb García Giesbrecht 

Twitter: @CalebGarciaGie

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